Terapias incrementan supervivencia de pacientes

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Más de 700 mil personas padecen leucemia y linfomas no Hodgkin a nivel mundial. En América la cifra asciende a 170 mil personas.

Alrededor del mundo, el mes de septiembre está dedicado a la conmemoración las leucemias y los linfomas. Estas enfermedades son cánceres en la sangre que afectan gravemente la calidad de vida de los pacientes, al manifestarse en sus fase avanzada con síntomas como fatiga, fiebre, pérdida de peso y crecimiento de los ganglios linfáticos, entre otros. Dichos síntomas pueden llevar al paciente a la incapacidad para realizar sus actividades cotidianas.

Una de estas enfermedades es la leucemia linfocítica crónica (LLC), un cáncer de la sangre de desarrollo lento que se origina en la médula ósea y afecta a los glóbulos blancos o linfocitos. La LLC representa aproximadamente una cuarta parte de los nuevos casos de leucemia y la edad promedio en el momento del diagnóstico es de 60 años.

Otro de estos cánceres es el linfoma de células del manto (LCM), que es un subtipo de linfoma no Hodgkin agresivo, que se desarrolla principalmente en los ganglios linfáticos y se considera como incurable en la mayoría de los casos. Se presenta predominantemente en hombres mayores de 65 años de edad y representa del 3 al 10% de todos los tipos de linfomas.

En el mundo se calcula que más de 700 mil personas padecen leucemia y linfomas no Hodgkin y en América la cifra asciende a 170 mil personas. Los estudios en la población mexicana, reportan que entre el 6.6% y el 9% de las leucemias diagnosticadas en adultos corresponden a LLC. De estos pacientes, cerca del 50% pertenece a la población mestizo mexicana y el resto es de origen o descendencia caucásica.

Para un correcto diagnóstico de la LLC o el LCM, es necesario realizar exámenes de sangre, aspirado de médula ósea, biopsias de ganglios linfáticos y pruebas genéticas y de imagen como rayos X o tomografías. Al tratarse de enfermedades malignas, cuando se es diagnosticado con LLC o LCM, se produce en los pacientes un fuerte impacto emocional, con sentimientos como depresión, enojo, negación e inclusive culpa.

Sin embargo, en la actualidad, gracias a la innovación en el tratamiento de los cánceres hematológicos, es posible para los pacientes tener una nueva oportunidad de mejorar su calidad de vida e incrementar la expectativa de supervivencia. Las terapias dirigidas forman parte de una nueva era de medicamentos que identifican blancos moleculares, los cuales tienen una función clave en el crecimiento y supervivencia de las células cancerígenas. Reciben este nombre gracias a su mecanismo de acción, ya que actúan específicamente en las células neoplásicas, a diferencia de la quimioterapia convencional que afecta sin distinción a células sanas y malignas.

Dentro de esta categoría de medicamentos se encuentran los inhibidores de Tirosina Quinasa de Bruton (BTK por sus siglas en inglés), como Ibrutinib, que impide la diseminación de las células cancerosas, sin afectar a las sanas, gracias a lo cual los pacientes tienen un periodo de supervivencia más largo y con mejor calidad de vida. Ibrutinib fue investigado y desarrollado por Janssen, la compañía farmacéutica de Johnson & Johnson.

Este Inhibidor de Tirosina Quinasa de Bruton (BTK) está indicado para el tratamiento de pacientes con Leucemia Linfocítica Crónica (LLC) o Linfoma de Células del Manto (LCM) con recaída o refractarios, y en estudios de fase III ha demostrado una tasa de respuesta global de 82.6% en pacientes con LLC7 y de 68% en pacientes con LCM.

Ibrutinib fue aprobado por la Food & Drug Administration (FDA) en 2013 para el tratamiento del Linfoma de las Células del Manto, y en 2014 para el tratamiento de la Leucemia Linfocítica Crónica. En 2015 en México, fue aprobado por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), para ambos padecimientos.

Como recomendación final, la Dra. Magdalena Bahena, Médico Especialista en Hematología, en relación a la detección de Leucemia Linfocitica Crónica y Linfoma de células del Manto, recomienda realizarse una autoexploración de los ganglios linfáticos a partir de los 55 años de edad. “Es importante que su tamaño no pase los 2 centímetros”, enfatiza la especialista. “También es recomendable realizarse una biometría hemática de rutina cada 6 meses y poner especial cuidado en el conteo de linfocitos. Si su número es elevado, es indispensable consultar al hematólogo”.

Fuente:
cronica.com.mx

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