Insuficiencia cardíaca, alto costo a la salud

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Los casos de Insuficiencia Cardiaca afectan a alrededor de un millón 600 mil personas en México, más del 30% son mayores de 50 años, y el padecimiento es responsable de más de 90 mil hospitalizaciones al año1. A nivel mundial, afecta a más de 10% de las personas mayores de 70 años2, lo que hace de este padecimiento un grave problema de salud pública.

Se estima que en personas menores de 65 años que se presentan al médico de primer contacto con falta de aire por el esfuerzo, 1 de cada 6 tendrá Insuficiencia Cardiaca no reconocida3. El riesgo de por vida de padecerla a la edad de 55 años es de 33% para los hombres y de 28% para las mujeres.

La Insuficiencia Cardiaca es una enfermedad caracterizada por una alteración en el funcionamiento o estructura del corazón, en concreto del ventrículo izquierdo, lo que resulta en una capacidad reducida en el desempeño del mismo (fracción de expulsión reducida, FEr), o bien a que sólo pueda realizar su trabajo a presiones de llenado elevadas (fracción de expulsión preservada, FEp).

La reducción en la capacidad de bombeo conlleva a que la sangre oxigenada expulsada por el ventrículo izquierdo no sea suficiente para cumplir con los requerimientos metabólicos de los órganos del cuerpo. Dentro de los síntomas característicos de la enfermedad se incluyen: la falta de aire asociada al esfuerzo físico y la fatiga e hinchazón de los miembros inferiores.

El costo financiero para el sistema de salud del país debido a la Insuficiencia Cardiaca se estima en 35 mil millones de pesos al año, el segundo más alto de entre las enfermedades cardiovasculares, de acuerdo con la Comisión de Salud del Senado.

En los últimos 30 años, las mejoras en los procesos de detección y la aparición de nuevos tratamientos para la Insuficiencia Cardiaca han ayudado a mejorar la sobrevida de estos pacientes, pese a que aún falta mucho por hacer.

Un estudio reciente demostró que la mortalidad general a los 12 meses para los pacientes estables/ambulatorios con Insuficiencia Cardiaca fue de 44% y 32%, respectivamente.

En los pacientes con esta enfermedad (ambulatorios u hospitalizados), la mayoría de las muertes son debidas a deterioro de la Insuficiencia Cardiaca o muerte súbita 5-6. Las hospitalizaciones se deben de forma general a causas de origen no-cardiovascular.

Potencialmente todos los órganos pueden ser afectados por la Insuficiencia Cardiaca y, al existir una reducción en el flujo sanguíneo a los mismos, su funcionamiento y eficiencia se ven comprometidas.

El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) ha demostrado que más allá de ser causa directa de muerte, los padecimientos del corazón tienen “un impacto catastrófico” en términos de afectación directa a la calidad de vida de quienes las padecen.

De acuerdo con el Dr. Luis Eng Ceceña, egresado del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez y miembro honorario de la Sociedad Mexicana de Cardiología, “la clave del tratamiento farmacológico de la Insuficiencia Cardiaca con FEr, es la inhibición de sistemas neurohormonales activados.

“Tradicionalmente, esto se hace con 3 tipos de fármacos: (1) inhibidores de la enzima convertasa de la angiotensina (o si existe intolerancia al fármaco, antagonistas del receptor de angiotensina), (2) beta bloqueadores, y (3) antagonistas del receptor mineralocorticoide”.

El Dr. Eng explicó que “un avance reciente importante en el tratamiento de la Insuficiencia Cardiaca crónica sintomática con FEr, son los llamados ARNIs (AngiotensinReceptor NeprilysinInhibitor, por sus siglas en inglés).

Los ARNIs son un fármaco que “ha demostrado lograr una reducción del 20% en mortalidad cardiovascular y en las hospitalizaciones por Insuficiencia Cardiaca, y del 16% en la mortalidad total; además de mejorar la calidad de vida y la tasa de re-hospitalizaciones”.

“Esto significaría beneficios y ahorros para los pacientes y sus familias, pero también para el sistema de salud del país, ya que es posible disminuir los síntomas y la limitación física que ocasiona la Insuficiencia Cardiaca” afirmó.

Se ha acreditado que las nuevas opciones terapéuticas tienen efectos positivos, pues las personas tratadas realizan menos visitas al servicio de urgencias y son menos propensos a ser hospitalizados en una o múltiples ocasiones.

Fuente:
cronica.com.mx

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