¿De sal o de dulce? La implicaciones del consumo de sal para la salud

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“No coma tanta sal que se va a volver gago” Es o era una sentencia intimidatoria para lograr que redujéramos el consumo de sal. “Se la va a subir la presión”, “No cocino con sal, porque sin probar los alimentos ya fulano esta buscando el salero”. Todo suena muy familiar para todos por haberlo oído alguna vez. Pero es importante que veamos las tendencias de las recomendaciones del consumo de sal y sus consecuencias para la salud.

Las distintas autoridades de salud en el mundo coinciden en reducir el consumo de sal a menos de 2400 miligramos de sodio al día en promedio, lo que equivale en total a 6 gramos de sal (cloruro de sodio). Debemos tener en consideración que los alimentos ya contienen sodio.Revisiones científicas recientes no asocian el aumento de la presión arterial en personas saludables con el consumo de sal, solo en las que ya tienen la presión alta y que tienen una hipertensión sensible a la sal, si pueden sufrir elevaciones de sus cifras.

El equilibrio es importante en todas las cosas de la vida y por eso debemos evitar los extremos en la dieta. No nos espantemos cuando veamos a los niños buscando el salero, evaluemos el contenido de sodio en la dieta para ver si se necesita aumentarlo.
El cuerpo humano tiene varios mecanismos para controlar la presión arterial como son el factor natriurético presor natural y el sistema renina angiotensina aldosterona que funcionan desde los riñones y las glándulas suprarrenales y el volumen de agua en el cuerpo. Igualmente a nivel del cerebro, en el hipotálamo se controla el consumo de sal. Es decir, ahí radica el apetito por la sal, y este apetito depende de los niveles de sodio del organismo. Tenemos entonces un sistema complejo bien orquestado que rige los niveles de agua y sodio para el cuerpo. El sodio es esencial para la vida, pues de el depende la regulación del agua del organismo y este está compuesto más o menos de un 60% de agua.

La historia de la producción de sal en el mundo se remonta al Imperio Chino hace unos 4600 años. Además participa en diferentes funciones del organismo y su deficiencia puede manifestarse con síntomas leves como de una deshidratación hasta pérdida de la conciencia y la muerte.

En ocasiones decimos que comemos algo porque nuestro cuerpo nos lo pide y en ese sentido teniendo en cuenta la regulación cerebral el apetito por la sal puede ser una señal para su consumo. Mientras no se haya constituido como un habito y si no hay una hipertensión de base se puede ser un poco más liberal con permitir su ingesta en los niños. Las restricciones de sodio hace que las personas aumente la ingesta de azucares refinados, grasas trans y otros componentes no saludables con el consumo de alimentos procesados y esto lleva a sobrepeso, obesidad e hipertensión. Por eso se cree que el azúcar causa más hipertensión que la sal.

El equilibrio es importante en todas las cosas de la vida y por eso debemos evitar los extremos en la dieta. No nos espantemos cuando veamos a los niños buscando el salero, evaluemos el contenido de sodio en la dieta para ver si se necesita aumentarlo.
fuente
http://www.elcolombiano.com/

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