Migrantes

No podemos dejar pasar un tema de actualidad que está ocasionando una serie de conflictos y comentarios de toda í­ndole: los migrantes de Honduras que llegaron a México y han hecho de nuestra nación un patio para tratar de llegar a un objetivo que tienen aparentemente, pero violando todo tipo de ordenamiento.

Muchos dicen que pobre gente, que hay que apoyarlos, y que nadie sabe l que han vivido como para tomar una decisión tan drástica como dejar sus orí­genes y más en aras del mal llamado œsueño americano.

En primera instancia, nuestra postura es de apoyo a quien lo necesite, siempre y cuando las cosas se puedan hacer bien. Ninguna nación abre sus puertas a miles d emigrantes, porque la incapacidad de gobernar de sus paí­ses los orilla a emigrar. Otros aseguran que son movimientos perfectamente coordinados por gente de no buenas intenciones; hay un video donde se ve que les reparten dinero, lo cual descalifica enormemente, de ser cierto, el movimiento.

No estamos de acuerdo en la forma en que llegaron, rompieron puertas y demás, lanzaron piedras e hicieron a nuestros policí­as. Hemos de ser conscientes de que ellos, los que salvaguardan el orden en México son padres de familia o abuelos y tienen también el temor de ser asesinados por una turba que se les enfrente a piedras y palos, y ellos, respetando un ilógico ordenamiento mundial, los enfrentan totalmente desarmados.

Somos de la idea de que deben formarse como todos en cualquier parte del mundo y hacer sus trámites, para una visa o su condición de refugiados, y cumplir con lo que la ley establece. No hay seres humanos de primera y de segunda, o no debiera haberlos al menos.

El hecho es que todos tenemos una postura y algunas personas califican a otras de inhumanos porque no nos tentamos el corazón cuando vemos niños llorando y mujeres desmayándose.

En ese sentido, disculpen los defensores de l no legalidad, pero nos parece inhumano y totalmente fuera de orden y moral el lanzar a los hijos al frente como carne de cañón, para que los golpeen y luego exhibir fotografí­as que nada tienen que ver con la realidad.

Algunos medios le aquella zona mexicana manejan una brutalidad policiaca y violencia contra los migrantes, pero no consignan que han ido caminando asaltando tiendas, que lastimaron policí­as y funcionarios, que entraron por la fuerza a un paí­s que tiene sus reglas y no tiene obligación de darles cobijo.

El grave problema por el que viven y pasan es culpa de su gobierno, y deberí­a ser éste el que se haga cargo y no otros paí­ses.

No estamos a favor de las declaraciones del presidente de Estados Unidos en sentido de los migrantes, pero la razón que pudiera tener es que no tienen por qué abrir sus puertas a todo el mundo sin que cumplan con un mí­nimo legal.

O, ¿entonces sí­ pueden venir a delinquir a México por estar en situación difí­cil? Pues vamos todos para Estados Unidos, al fin que allá no tenemos l ola de crí­menes que vivimos a diario.

No es pretexto para violar las leyes y romper con la soberaní­a que existe en todos los paí­ses del mundo.

No compartimos la opinión de que abramos las puertas y entren en hordas violentando todo el estado de derecho.

Siempre hemos sido de la idea de que se debe respetar la ley en todo momento y lugar, la que aplique, y de dar ayuda a quien lo necesite, pero este movimiento es un poco curioso: no es posible que de repente surjan 3, 4 o 5 mil personas ávidas de salir de su paí­s y hagan una marcha como la que hemos vivido. Como dicen algunos: œhay gato encerrado, y no es posible que en unos dí­as se hayan organizado y rechazado su gobierno.

No nos creamos todo lo que dicen algunos, confirmemos, informémonos bien, adecuadamente, y apoyemos la aplicación de la ley, cualquiera que sea, donde sea, porque de no existir ésta, habrá un mundo más violento que el que hoy vivimos.

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