Anemia, cuando faltan glóbulos rojos, se pierde la fuerza

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Un anális de sangre es la mejor forma de diagnosticar anemia

La sangre es un tejido lí­quido que recorre el organismo a través de los vasos sanguí­neos llevando sustancias nutritivas, agua y oxí­geno a cada célula para que puedan llevar a cabo las funciones vitales.

La cantidad de sangre de una persona está en relación con su edad, peso, sexo y altura. Una persona adulta tiene entre 4,5 y 6 litros de sangre, es decir, un 7% de su peso corporal.

La sangre transporta los nutrimentos que se adquieren a través de los alimentos y recoge también las sustancias de desecho para eliminarlas por medio de los riñones, el hí­gado y otros órganos de excreción.

También es la encargada de regular el transporte de oxí­geno y la eliminación del anhí­drido carbónico. Tiene un papel importante en funciones como la coagulación, la defensa del cuerpo y el control de la temperatura corporal.

La sangre está formada por:

Glóbulos Rojos que son las células más numerosas de la sangre y se encargan de transportar el oxí­geno desde los pulmones hasta el resto de los tejidos. La proteí­na que se encuentra en el interior y que une el oxí­geno se llama hemoglobina. La hemoglobina es roja y da este color a la sangre.

Glóbulos Blancos. También reciben el nombre de leucocitos. Se encargan de defender el organismo contra el ataque de bacterias, virus, parásitos y hongos.

Plaquetas o trombocitos. Son fragmentos celulares que participan en la protección de la pared de los vasos sanguí­neos, forman un “tapón” para impedir el sangrado en el lugar de la lesión y producen diversas sustancias que ayudan a la cicatrización de las heridas.

El plasma. Es la parte lí­quida de la sangre y es muy rico en proteí­nas, entre las cuales destacan como las más importantes: La albíºmina, los factores de la coagulación y las inmunoglobulinas.

La anemia se produce por la falta de glóbulos rojos o la presencia de glóbulos rojos disfuncionales en el cuerpo, lo que provoca una reducción del flujo de oxí­geno hacia los órganos.

Al faltar el oxí­geno en los órganos del cuerpo, se pierde energí­a lo que ocasiona fatiga, palidez, dificultad para respirar, aturdimiento, mareos o ritmo cardí­aco acelerado. Otros sí­ntomas pueden ser manos y pies frí­os, dolores de cabeza, mareos, pérdida de cabello o uñas quebradizas

Hay diferentes tipos de anemia, entre ellos:

Anemia aplásica. Cuando no se producen suficientes glóbulos nuevos.

Anemia hemolí­tica. Esto ocurre cuando el cuerpo destruye los glóbulos rojos antes de su duración normal que normalmente es de 120 dí­as.

Anemia normocí­tica. Cuando los glóbulos rojos son normales en tamaño, pero bajos en su recuento.

Anemia perniciosa. Cuando el cuerpo carece de vitamina B12.

Anemia falciforme. Enfermedad genética que afecta a los glóbulos rojos. Se produce cuando una persona nace con 2 genes de hemoglobina anormales.

¿Qué causa la anemia?

Cuando el cuerpo no puede producir suficientes glóbulos rojos por una dieta inadecuada, incapacidad de absorción de los nutrimentos o durante un embarazo o lactancia, se ocasiona una anemia.

En los niños también se puede presentar por crecimientos repentinos y acelerados. Otros factores son tratamiento de quimioterapia, tomar medicamentos durante mucho tiempo, como la aspirina, sangrados ocultos por colitis o íºlceras estomacales, embarazo y menstruaciones abundantes, cirugí­as o accidentes y algunas enfermedades.

También se puede padecer anemia por falta de consumo de ácido fólico o vitamina B 12.

La anemia se diagnostica mediante un estudio de sangre completo.

Se puede prevenir con una dieta equilibrada que contemple alimentos ricos en hierro como: carne roja, mariscos, carnes de órganos, como el hí­gado, cereales integrales, frutas secas, nueces, frijoles, habas, vegetales de hojas verdes, como la espinaca y el brócoli, alimentos enriquecidos con hierro, tales como panes y cereales (comprobar la etiqueta).

Como la hemoglobina que hay en los glóbulos rojos es la que le da el color rojo a la sangre, la prueba rápida consiste en examinar el interior del párpado de tus ojos, de esta manera:

Colócate delante de un espejo o pide a alguien que te mire.

Pon el dedo í­ndice debajo del ojo y tira para abajo hasta dejar al descubierto el interior del párpado.

Si tiene un color muy apagado es posible que tengas anemia.

Fuente:
cronica.com.mx

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