Confirman que la pérdida del olfato y del gusto son sí­ntomas de COVID-19

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En abril, un consorcio de cientí­ficos de 43 paí­ses, entre ellos España, comenzó un proyecto para tratar de averiguar si la pérdida del olfato y/o del gusto va asociada a la covid-19 y con qué frecuencia. Ya se conocen los primeros resultados y, sí­, estos dos sentidos se ven en mayor o menor grado alterados.

Los primeros datos de este macroestudio se han obtenido a partir de 4.039 encuestas traducidas a una treintena de idiomas y realizadas a pacientes o personas que hayan pasado la enfermedad; detrás está la iniciativa Consorcio Global de Investigadores Quimiosensoriales (GCCR, por sus siglas en inglés).

El objetivo, conocer si durante el perí­odo de enfermedad es generalizada esta pérdida de olfato, gusto y/o quemestesis, fenómeno este íºltimo por el que se sienten ciertas sensaciones en la nariz mientras ingerimos sabores, por ejemplo lo que nos produce el picante en las fosas nasales.

Así­, segíºn los resultados, si el máximo de capacidad olfativa es de 100 puntos y el máximo de pérdida de esta cualidad es de -100 puntos, la media de la pérdida de percepción olfativa en las personas durante el desarrollo de la covid-19 está en -79.7 puntos.

En relación al gusto pasa algo parecido, donde la media de la falta de gusto en pacientes con covid-19 fue de -69 puntos, mientras que la pérdida de quemestesis fue de -37.3 puntos de promedio.

En cuanto a sabores especí­ficos, estos primeros datos recogen con qué frecuencia se producen esos cambios, es decir, cuántas personas de las que completaron la encuesta percibieron alguna variación.

Así­, un total de 1.840 notaron cambios o dificultades a la hora de detectar el sabor salado; 1.788 mostraron alteraciones para el sabor dulce; 1.586 participantes notaron cambios en los amargos; 1.511 en la captación de los sabores ácidos; y 1.079 personas presentaron cambios a la hora de notar comidas sabrosas (unami).

Estos primeros resultados se han publicado en el repositorio cientí­fico medRxiv, sin la revisión de otros expertos, pero el artí­culo ya ha sido aceptado por la revista cientí­fica Chemical Senses.

“Este es un primer estudio muy importante porque, a partir de demostrar que se produce pérdida de olfato (anosmia), de gusto (ageusia) y de quemestesis, podemos estudiar más cosas relacionadas con esos sí­ntomas”, señala a Efe Paloma Rohlfs Domí­nguez, del departamento de Psicologí­a y Antropologí­a de la Universidad de Extremadura en Cáceres, y una de las firmantes de este primer artí­culo.

Y es que, segíºn Rohlfs, los investigadores han empezado a comparar los cambios quimio-sensoriales, es decir, la reducción del olfato, gusto y quemestesis que se producen como consecuencia de la covid-19 con aquellos que provocan otras enfermedades respiratorias; la encuesta de hecho pregunta por otras enfermedades respiratorias.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluye entre los sí­ntomas más habituales de la COVID-19 la fiebre, la tos seca y el cansancio, e incluye la pérdida del gusto o del olfato en el grupo de los sí­ntomas menos frecuentes.

Segíºn la investigadora española, a raí­z de estos primeros resultados y si se confirman en análisis posteriores, la anosmia y la ageusia deberí­an pasar a formar parte de los sí­ntomas más habituales.

El GCCR está liderado por la Universidad de Pensilvania en Estados Unidos y es esta institución la que centraliza todos los cuestionarios. Luego el análisis se hace entre diversos grupos del consorcio.

Los cientí­ficos y médicos que están trabajando en esta iniciativa lo hacen de manera voluntaria pero no se descarta la futura solicitud de financiación a distintas entidades para actividades investigadoras.

Hasta ahora, se han hecho 36.500 encuestas, unas 3.700 en español, y el estudio sigue abierto, así­ que el cuestionario se puede rellenar en la web del consorcio (https://gcchemosensr.org). En hacerlo se tarda unos 15 minutos.

Los participantes tienen que contestar de forma anónima a preguntas, por ejemplo, sobre el diagnóstico, sobre si han tenido capacidad de oler durante el perí­odo de enfermedad o si han constatado cambios en gustos especí­ficos: dulce, salado, agrio, amargo y unami.

Cuando se reíºnan todas las encuestas, los investigadores del proyecto volverán a sacar y publicar conclusiones, esta vez con más datos, sobre la pérdida del olfato, gusto y/o quemestesis.

Fuente:
cronica.com.mx

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