El largo confinamiento por la pandemia de la COVID-19 ha ocasionado trastornos mentales, así lo demuestra un estudio de la Clínica de Trastornos de Sueño de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Iztapalapa, la cual señala que 70% de la población presentó ansiedad, un 75% de la gente reconoció haber tenido episodios de depresión y un 80 por ciento también reconoció alteraciones severas en el patrón de sueño.

Ello debido a que las condiciones de encierro que obligó a hacer todo prácticamente en casa además del trabajo que antes se hacía en oficinas, alteraron de manera significativa el ritmo circadiano de actividades y el sueño, que en consecuencia ocasionó trastornos mentales, señaló el doctor Javier Velázquez Moctezuma, investigador de esa casa de estudios.

Refirió que el estudio realizado en los primeros meses de la emergencia sanitaria por la Clínica de Trastornos de Sueño arrojó los resultados señalados, con una mayor prevalencia cercana al 80 por ciento con alteraciones severas en el patrón de sueño incluidos insomnio, hipersomnia (somnolencia excesiva), dificultad para conciliar el sueño y registro de hasta menos de cinco horas al dormir”, precisó.

Recordó que la pandemia generó miedo, incertidumbre y angustia porque de un día para otro se perdieron muchos de los estímulos que generan placer en la vida cotidiana, y entrar a una condición de aislamiento que genera cambios conductuales rigurosos y facilita la instalación de ansiedad y depresión.

Ello, aunado al uso prolongado de pantallas brillantes: televisiones, teléfonos y computadoras es dos veces más alta que de manera cotidiana, lo cual no ayuda a que se libere melatonina, que es la hormona encargada de regular el ciclo sueño-vigilia.

El grado de tensión psicológica que vivieron las personas fue diferente según la personalidad de cada individuo y el miedo o incertidumbre afectaron más a quienes son naturalmente aprensivos

El doctor Lenin Pavón Romero, especialista del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente, agregó que las enfermedades mentales tienen una condicionante genética muy significativa, en el caso de la depresión hay una incidencia clínica de 20 por ciento en la población abierta, es decir, dos de cada diez personas cuando son sometidas a una tensión constante por largos periodos de tiempo pueden presentar un cuadro depresivo, dependiendo de los factores ambientales, genéticos y cómo afronta y maneja una crisis.

Aunque en todas las personas alguna vez en la vida han tenido un episodio depresivo, al menos dos de cada 10 requerirán apoyo psiquiátrico y farmacológico y el resto eventualmente logrará superarlo a través de estrategias de afrontamiento y resiliencia, que es el conjunto de elementos que permiten contender en forma exitosa ante los estímulos del entorno.

Recomendó que si una persona identifica modificaciones en su patrón de sueño y esto influye en la condición en la que experimenta el día a día, o de pronto se da cuenta que ya no se siente a gusto con la gente con la que convive, tiene ataques de pánico, siente palpitaciones aparentemente sin razón, empieza a tener una serie de pensamientos que no tenía, es muy recomendable que platique con un profesional para identificar el estadio en el que se encuentra y el tipo de tratamiento que merece.

Fuente: cronica.com.mx

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