La depresión y la ansiedad afectan al cuerpo de formas destructivas

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No es de extrañar que cuando a una persona se le diagnostica una enfermedad cardíaca, un cáncer, o alguna otra dolencia física que limita o amenaza su vida, se sienta ansiosa o deprimida. Pero a veces también sucede lo contrario: una ansiedad o depresión desmedida puede provocar un padecimiento físico grave, e incluso impedir la capacidad de sobrellevar o recuperarse de uno. Este es el momento oportuno para hablar de las posibles consecuencias de esto, ya que el estrés inacabable y las perturbaciones en la vida causadas por la pandemia siguen haciendo mella en la salud mental de las personas.

El cuerpo humano no reconoce la separación artificial que los profesionales médicos hacen de los padecimientos mentales y físicos. Más bien, la mente y el cuerpo conforman una vía de doble sentido. Lo que sucede dentro de la cabeza de una persona puede tener efectos nocivos en alguna parte del cuerpo, y viceversa. Una enfermedad mental que no se trata puede aumentar de manera significativa el riesgo de contraer alguna dolencia física grave, y a su vez los trastornos físicos pueden derivar en comportamientos que empeoran las afecciones mentales.

Hace décadas, en estudios que hicieron un seguimiento de cómo les iba a pacientes con cáncer de mama, por ejemplo, David Spiegel y sus colegas de la Escuela de Medicina de la Universidad Stanford revelaron que las mujeres cuya depresión disminuía vivían más tiempo que aquellas cuya depresión empeoraba. Su investigación y otros estudios han mostrado de manera clara que “el cerebro está conectado de manera estrecha con el cuerpo y el cuerpo con el cerebro”, comentó Spiegel en una entrevista. “El cuerpo tiende a reaccionar al estrés mental como si fuera estrés físico”.

Según él y otros especialistas, con demasiada frecuencia los médicos pasan por alto el malestar emocional crónico, pese a las pruebas como las ya mencionadas. Sucede mucho que un médico receta una terapia para padecimientos físicos como la diabetes o una enfermedad cardiovascular, y luego se pregunta por qué los pacientes empeoran en lugar de mejorar.

Muchas personas se resisten a buscar tratamiento para padecimientos emocionales. Algunos con ansiedad o depresión tal vez teman ser estigmatizados, aunque estén conscientes de que tienen un problema psicológico serio. Muchos intentan curar por su cuenta su malestar emocional al adoptar comportamientos como el consumo excesivo de alcohol o el uso de drogas, lo cual solo empeora sus problemas preexistentes.

Y a veces los parientes y amigos sin querer refuerzan la negación de una persona que padece un malestar mental diciendo cosas como “así es él”, y no hacen nada para alentarlos a buscar ayuda profesional.

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