Los desinfectantes podrían “entrenar” de manera eficaz a las bacterias para que éstas se vuelvan resistentes a los antibióticos, sugiere un nuevo estudio realizado en Irlanda.
Los científicos sabían de antemano que esos microorganismos son capaces de sobrevivir a los desinfectantes, pero la nueva investigación muestran que el mismo proceso podría fortalecerlas ante determinadas drogas.
Según los expertos, las bacterias pueden volverse resistentes a un antibiótico al cual no ha sido expuesta previamente.
El equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Irlanda en Galway, que centró su estudio en bacterias comúnmente halladas en hospitales, instó a la comunidad científica a replantear la forma en la que se combaten las infecciones en un artículo que publicado en la revista científica Microbiology.
Los expertos descubrieron que, al añadir mayores cantidades de desinfectantes a cultivos de la bacteria Pseudomonas aeruginosa en el laboratorio, ésta no sólo aprendió a resistir a la sustancia sino también a la Ciprofloxacina –un antibiótico de prescripción común- a pesar de no haber sido expuesta a este fármaco con antelación.
Los investigadores dijeron que la bacteria se había adaptado con el fin de expulsar a los agentes antimicrobianos –desinfectantes o antibióticos- de sus células.
Mutación
La bacteria adaptada también presentó una mutación en su ADN que le permitió resistir específicamente a antibióticos como la Ciprofloxacina.
La Pseudomonas aeruginosa es un microorganismo que suele atacar a personas que ya se encuentran seriamente enfermas.
Puede provocar una amplia gama de infecciones, particularmente en individuos con sistemas inmunológicos debilitados, como pacientes con VIH/SIDA, cáncer, quemaduras severas, diabetes o fibrosis quística.
Los desinfectantes son utilizados para prevenir la propagación de la bacteria en diversas superficies, pero si el microorganismo es capaz de sobrevivir y atacar a pacientes, se opta por la administración de antibióticos para combatir la infección.
Las bacterias que logran sobrevivir ambos controles –desinfectantes y antibióticos- pueden convertirse en una seria amenaza para las personas hospitalizadas, advirtió el estudio.
Aunque en los altos niveles de concentración generalmente utilizados en estos casos no serían un problema, el autor de la investigación, el doctor Gerard Fleming, dijo que “los residuos de desinfectantes diluidos incorrectamente y dejados en los hospitales podrían promover el crecimiento de bacterias resistentes a los antibióticos”.
“Lo más preocupante es que las bacterias parecen ser capaces de adaptarse a los antibióticos sin siquiera haber sido expuestas a ellos”, añadió.
Vidas en riesgo
Según la especialista en temas científicos de la BBC, María Elena Navas, las superbacterias (causantes de preocupantes infecciones hospitalarias) se han propagando entre las poblaciones de algunos países, lo que -según los expertos- podría poner muchas vidas en riesgo.
Un reporte de la Unión Europea (UE) publicado este año ya había hecho énfasis en la importancia del uso “prudente y apropiado” de los desinfectantes para minimizar el riesgo de que las bacterias se vuelvan resistentes a ambas formas de defensa.
Este año también se informó que tratamientos en hospitales en Brasil habían sido puestos en riesgo por la presencia de la Mycobacterium masiliense, una bacteria que ha desarrollado resistencia a un fluido de esterilización de uso común y a varios antibióticos.
“Fue muy significativo porque se trató del primer incidente vinculado a la resistencia a un biocida (desinfectante o fármaco) que provocó un fracaso clínico, algo nuevo hasta ahora”, afirmó el doctor Gerry McDonnel, un investigador en este campo.
“Es necesario que ésta se convierta en un área de investigación y debate, pero vale la pena tener en cuenta que puede que los desinfectantes no sólo sean el problema sino también la cura”, agregó.
Investigaciones publicadas en 2009 indicaron que las toallas desinfectantes utilizadas para protegerse de la especie bacteriana Staphylococcus aureus, resistente a la meticilina, podría más bien contribuir a propagarla.
La razón, apuntaron los estudios, es que la cantidad de solución presente en esas toallas a menudo no es suficiente para matar a todos los microorganismos, y el personal que trabaja en los hospitales a veces utiliza la misma toalla desinfectante para limpiar más de una superficie.