Este sábado al mediodía, en la ciudad de México marcharán decenas de periodistas de diferentes medios de comunicación, con la finalidad de protestar por tanta inseguridad que existe en todo el país, y sobre todo, porque ésta ya permeó el delgado velo que protegía a quienes nos dedicamos a este ya muy peligroso oficio.
En un hecho inédito saldrán de sus medios de información para unirse a esta peculiar marcha nunca antes realizada, con dos objetivos a mi parecer; el de protestar contra quienes abusan, arremeten, golpean, vejan, amenazan, secuestran y asesinan a nuestros compañeros periodistas.
Y por otro lado, para demostrarnos a nosotros mismos, que la unidad del gremio sí es posible, aunque sea bajo circunstancias tan desagradables y tan llenas de dolor, como las que estamos padeciendo en estos momentos, cuando 10 compañeros han caído este año abatidos en el cumplimiento de su deber, que es el de informar a una sociedad igualmente amedrentada por el odio y la sinrazón.
Da gusto saber que por fin este gremio saldrá unificado y unido a las calles, pero quizás no solo a protestar, sino a demostrar que cuando se quiere se puede, y espero que en esta ocasión sí se pueda contrarrestar los efectos de una ola de inseguridad que nos ha envuelto de manera sistemática y brutal, y que nos ha convertido ya en víctimas.
¿Quién iba a imaginar que los periodistas que antes se suponía que gozábamos de inmunidad ante los embates de la inseguridad, ahora seamos quienes más resienten sus efectos?
Hay que recordar que tan solo durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa han fallecido con la pluma entre sus manos, como un soldado con su fusil en zona de guerra, 38 periodistas, y que desde el 2002 suman 69 colegas nuestros los que sin importar las causas, cayeron abatidos por la intolerancia de un grupo de individuos que se han adueñado del país.
Hoy en día, la práctica del periodismo en México, al igual que en Colombia, se ha convertido en una profesión de alto impacto, y por consiguiente, de muy alto riesgo, debido a que en la actualidad se trabaja bajo escenarios de violencia que pueden poner en riesgo no solo la integridad física del periodista, sino también su vida.
En el caso de México, por ejemplo, algunos estudios elaborados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), refieren que nuestro país se ha convertido en uno de los más peligrosos del mundo en ejercer el periodismo, sobre todo a raíz de la agudización de la violencia.
En la década que va del año 2000 al 2010, de acuerdo a dicho organismo internacional, 9 periodistas se encuentran desaparecidos, además de 7 medios de comunicación que sufrieron atentados violentos, ello sin contar los eventos violentos que en las últimas semanas se han registrado en diferentes partes del país.
Tan solo el año pasado 10 periodistas fueron asesinados por ejercer su profesión, y en todos los casos la impunidad prevalece al no ofrecer resultados positivos las autoridades sobre quiénes fueron los autores.
Ello obligó a que la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) al igual que otras similares, exigiera a las autoridades mexicanas la creación de mecanismos especiales de protección a los periodistas.
Bajo esa óptica, México ocupa el nada honroso lugar número 137 de entre 175 países en el mundo en donde el ejercicio periodístico y por consiguiente los periodistas, vivimos bajo un régimen de terror.
Además, es sexto lugar en agresiones contra periodistas, y solo se encuentra antes de Filipinas, Somalia, Rusia, Pakistán e Irak, aunque al igual que Afganistán y Somalia, el secuestro de periodistas en México es una constante aterradora.
Por ello es que a raíz del incremento en los acontecimientos violentos, los medios de comunicación han callado y han censurados a sus reporteros.
Trabajar bajo esas condiciones, de acuerdo al periodista René Avilés, hace que la censura promovida desde fuera por quienes promueven la inseguridad, y por el control que el Estado mismo ejerce sobre las políticas editoriales de los medios de comunicación, se convierta en el peor cáncer que pueda tener una sociedad ávida de información.
Esto es debido también a que los empresarios y propietarios de los medios de comunicación, en la mayoría de los casos, al obedecer a intereses meramente mercantiles y económicos, y motivados por la censura externa, se olvidan de la real y verdadera función social que deben ejercer, que es la de informar de manera imparcial los hechos cotidianos.
Vista de esta manera la situación, la censura contra los periodistas también se ejerce desde dentro de los medios de comunicación, donde los propietarios se han convertido en los nuevos censores de la libertad de prensa, porque no solo impiden que la noticia fluya libre hacia la sociedad, sino que también marcan las líneas por las que sus reporteros deben transitar, y que en la mayoría de los casos son trazadas por sus intereses personales y compromisos económicos y políticos.
Ellos, por ser los propietarios de los medios de comunicación, no son ajenos a la autocensura que practican sus reporteros en estos tiempos de tanta inseguridad, porque de maneras obligada, al no publicar las noticias que deben circular entre las páginas de los diarios, de los noticieros en la radio o de las notas de TV, se convierten en cómplices de la inseguridad, porque atan las manos y tapan la boca de sus reporteros.
Por eso es que es posible que esta marcha que hoy se llevará a cabo en la ciudad de México de manera silenciosa, pueda ser el parteaguas para el inicio de una nueva etapa entre quienes practicamos esta profesión, y pudiera ser que el cambio que tanto estamos esperando surja de la semilla que hoy será sembrada.
Aunque debo decir que estoy plenamente convencido, al igual que algunos de mis compañeros de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que ese cambio en la forma de practicar la democracia y de enfrentar la inseguridad, se gesta ya pero al interior del país, es decir, en aquellas ciudades en donde el periodismo es un oficio de alto impacto, y donde quienes asumen su responsabilidad, lo hacen con la mentalidad de que al hacerlo contribuyen a que ese cambio llegue lo más pronto posible.
Hasta mañana
([email protected])