Benedicto XVI llegó este fin de semana a Santiago de Compostela, en una visita casi relámpago: estuvo unas horas, suficientes para crear polémica con sus palabras pero para aliviar la fe de miles de gallegos que esperaban hace mucho tiempo una visita de un Pontífice.
Muchos años hace de la última ocasión, cuando Juan Pablo II inauguró el majestuoso monumento del Monte Do Gozo, que un Papa no estaba en aquella majestuosa ciudad gallega. Santiago de Compostela es uno de los tres sitios más importantes para la Iglesia católica en cuestión de peregrinaciones.
Se conoce el Camino de Santiago como patrimonio cultural de la humanidad y de Europa por su trascendencia; se sabe que reyes, grandes sabios, militares y monjes recorrieron la ruta xacobea durante siglos, en señal de devoción, peregrinación… o penitencia.
Alguien comentó sobre este acontecimiento que llegaba el “Papa peregrino”, nombramiento que se le atribuyó a Juan Pablo II por la cantidad de viajes que realizó durante su papado alrededor del mundo. Ratzinger llega por primera ocasión a España y la primera escala es en Santiago, donde se encuentran los restos del apóstol del mismo nombre, justo en la Catedral que se ubica a un costado de la plaza del Obradoiro.
Ver las fotografías del acto nos lleva a la morriña, sin lugar a dudas: recordamos muchas vivencias en esas tierras y la llegada –en dos ocasiones ya- luego de realizar el tradicional Camino de Santiago. La primera ocasión, en la parte gallega que roza los 116 kilómetros, y la segunda, desde San Jean Pied de Port, en Francia, pasando por Santiago y siguiendo hasta Fisterra, con una distancia recorrida a pie de 980 kilómetros, y de la que surge el proyecto que se completa con la exposición fotográfica que acaba de ser desmontada en las instalaciones del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, en la ciudad regia, previo paso por el Espacio Cultural Metropolitano en Tampico, en Sarria y Melide, allá por Galicia, Espapa, y antes en el Museo Tamux de la capital de Tamaulipas.
También forma parte del proyecto el libro “Diario del Camino, Unidos por la Diabetes” editado por la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Todo lo anterior viene a la mente con la visita de Benedicto XVI, por la trascendencia que deja la experiencia vivida en aquellas tierras en todos sentidos, más, en el de la promoción de la lucha contra la diabetes, el mal del siglo que, aunado a la obesidad y el sobrepeso, se perfilan para ser los principales causantes de las muertes en el mundo, sin contar, claro, otro tipo de padecimientos.
Resulta emocionante ver la plaza A Quintana o la de Platerías, el Obradoiro o la Alameda con sus muchas estructuras para que la gente pudiera ver, aunque sea de lejos –muy lejos- la visita papal que tuvo el sábado a mediodía su parte más importante, con la celebración de la Eucaristía con más de 500 sacerdotes, obispos y cardenales que acompañaron al Pontífice.
Como suele suceder en los acontecimientos que marcan la historia, ha habido voces que se manifiestan en contra por diversos motivos, y en España eso suele suceder a menudo, más, cuando se trata de quien encabeza a la Iglesia más importante e influyente del mundo: la Iglesia católica.
Hemos visualizado lo que será la tercera versión del Camino de Santiago en pos de la lucha contra la diabetes para el año de 2011, y además, hemos recordado muchos de los compromisos que nos echamos a cuestas en aquel entonces, cuando la vida nos ofreció la oportunidad de promover y difundir aquel programa establecido por el inolvidable amigo Rodolfo Torre Cantú llamado “Chécate, toma el control”, y que se significó como uno de los más importantes del sexenio en materia de salud, dada la trascendencia que tiene el saber tempranamente un diagnóstico de diabetes mellitus, pero sobre todo, para saber qué medidas hay que tomar para evitar las complicaciones.
No cabe duda que la visita del Papa Benedicto XVI nos hace evocar aquellos días en la Rúa Nova o la avenida Rosalía de Castro, por aquellos rumbos históricos, disfrutando del paisaje y la gente de Galicia, pero más importante, tratando de cerrar un compromiso establecido desde 2005 con nuestra querida Universidad Autónoma de Tamaulipas.
La visita papal deja muchas cosas a la mente, pero más importante quizá, es el hecho de que, a manera de agradecimiento, penitencia u obligación, miles –millones- de personas recorren esta histórica ruta religiosa con diversos motivos.
El Camino de Santiago sigue constituyendo una de las tres grandes metas del católico: Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela que, por su trascendencia se difunden año con año y son visitadas por los que añoramos un cambio en nuestra existencia.
Este fin de semana tocó a Ratzinger hacer la visita, aunque solamente a la plaza y la Catedral, pero seguramente, como él, muchos millones en el mundo anhelamos una nueva vuelta, y otros, quizá la mayoría, queremos por vez primera cruzar esa legendaria y milenaria ruta de peregrinación.
La concha del peregrino y la Cruz de Santiago están presentes en el acontecimiento, como lo han hecho a través de la historia, en millones de seres humanos agradecidos con la vida y el Ser Supremo.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!
