La lotería del poder

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Capital y política. ¿Dónde queda la ética empresarial, las prácticas y códigos del buen gobierno corporativo y por otro lado, las leyes electorales con el financiamiento a los partidos y sus respectivos candidatos en tiempos de campañas?.
Respuestas sombrías con realidades abyectas: la charola circula de mano en mano durante las campañas políticas porque esa “inversión” es una forma de garantizar los privilegios de pasado mañana.
Ojalá se tratara únicamente de cotilleos en tertulias del cuarto para las cinco, empero, el síndrome de la corrupción está a tope es una especie de virus del que difícilmente se escapa sobre todo cuando se carece de escrúpulos.
Recuerdo bien, unos años atrás, el bochornoso escándalo que envolvió al BBVA con Venezuela y la campaña del entonces candidato Hugo Chávez en 1998. No se filtró en su momento aconteció tiempo después en una investigación que recayó en el juez Baltazar Garzón.
Se pueden imaginar que un grupo financiero que pertenece a la nomenclatura de los banco sistémicos (catalogado así por el FMI) desparramara parte de su dinero en sufragar la campaña de Chávez; efectivamente, del dictador de Venezuela remedo barato de Fidel Castro y su anquilosado régimen castrista.
Queda para los anales de la Historia y de la memoria de aquel año de 2002: “Emilio Ybarra en su primera declaración ante el juez Garzón se atribuye la responsabilidad de las cuentas secretas del banco y de los movimientos que se produjeron a cargo de estos fondos. Por otro lado, José Ignacio Goirigolzarri, en una carta remitida a Garzón, admitió que conocía los pagos hechos en las elecciones de Venezuela y que fueron ordenados por Ybarra, a quien correspondía decidir en cuestiones institucionales, aunque aseguró que hasta diciembre de 2001 no supo que se habían hecho con cargo a las cuentas de Jersey.”
La lista de los pagos a Chávez, para su campaña política, fueron entregados a Garzón y de hecho, a mediados de agosto de 2002, Luis Miquilena, exministro del Interior venezolano, reconoció públicamente el financiamiento del grupo español.
Curiosidades o causalidades, no todo es cosa del azar: el único banco extranjero que opera en Venezuela y que nunca sufrió ningún tipo de acoso ni persecución en vida del mandatario Chávez y sus instintos hostiles, adivinen qué institución es; en efecto… BBVA.
Y como son las cosas que actualmente se investiga precisamente lo contrario: el respaldo económico que el gobierno tanto de Chávez, como de Nicolás Maduro, otorgaron a uno o varios líderes españoles de la fuerza política radical denominada Podemos. ¿Favor con favor se paga?.
Esa pregunta debería realizarse a los directivos de OHL en México o en España a Rafael Martín, presidente-director de OHL en España y al propio Juan Miguel Villar Mir, presidente del grupo. ¿Qué hay detrás de los jugosos contratos de OHL en México? ¿Besamanos y financiamiento en la campaña del entonces presidente Enrique Peña Nieto?.
Algo debe haber porque desde luego, cuando uno analiza las cifras financieras y económicas junto con el desempeño de la empresa ibérica en el país azteca no pueden más que crecer las dudas.
Lo publicamos aquí, en este espacio, en mi columna del 4 de agosto de 2014 luego de analizar los estados financieros de la empresa, sus inversiones y contratos en México advertí que había siete contratos millonarios por 41 mil 594 milones de pesos. Y señalé: “La prueba más fehaciente, en la actualidad con OHL, la constructora compensa toda su pérdida de negocio en tierras ibéricas gracias a una serie de contratos jugosos en tierras aztecas.”
Asimismo, enfaticé que el gobierno del presidente Peña Nieto “prefiere cerrar contratos millonarios con OHL que con empresas mexicanas como ICA, Carso, Tradeco; etc.”
En este feeling hay que hurgar más allá de las apariencias y las sorpresas brotan porque el tufillo de la corrupción deja un hedor imposible de no olfatear como con la licitación del tren de rápida velocidad a los chinos que luego se canceló y derivó en tragicomedia.
A COLACIÓN
Sin remedio: de acuerdo con un informe elaborado por Ernst & Young con base a analizar 38 países y sus niveles de corrupción y fraude resultó que “el 69% de los directivos españoles consideran que los sobornos y la corrupción son prácticas habituales en el proceder de las empresas”.
De hecho, los ejecutivos de alta dirección encuestados reconocen que los han utilizado para expandirse hacia otros mercados (35%) y como una vía de obtener nuevos ingresos (56%).
De qué sirven las leyes electorales, la ética, los códigos de los partidos políticos. ¿Cuántos dictadores, genocidas y malos gobernantes no estarán allí gracias al poder de las multinacionales?.

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