Los gobiernos tienen embajadas que atienden sus asuntos en distintas partes del mundo, y los estados tienen representaciones. Por lo general, se ubican en la capital de la República y también en el vecino estado de Nuevo León, por la trascendencia que tienen las acciones que se llevan a cabo en aquella entidad, principalmente de nuestros estudiantes que se cuentan por miles. El Tecnológico de Monterrey, la UDEM, la UANL y otras instituciones cuentan con muchos alumnos de origen tamaulipeco.
Es, digamos, una parte de nosotros mismos, de nuestro gobierno y de nuestros administradores la que se puede plasmar en estas representaciones, aunque a veces, y hay que ser honestos, suele suceder que quienes trabajan en ellas no tienen la vocación de servicio que debieran, y atienden a los muchachos como si fueran menos que otras personas. Son tan importantes nuestros estudiantes tamaulipecos como cualquier mexicano, más, porque están haciendo un esfuerzo sobrehumano –ellos y sus padres- por obtener una educación y formación de calidad, y porque quieren que los tamaulipecos en general podamos sentir orgullo de ellos mismos.
Hay gestiones que deben hacerse en la Casa Tamaulipas –en el caso de Nuevo León- y siempre se ha prodigado una buena atención a los que acuden a la misma. Hoy fue la excepción: la calidad de atención ha decaído considerablemente y los muchachos sienten que no es la casa de ellos: sienten que es una más de tantas oficinas burocráticas.
Para que muchos de ellos puedan aspirar a concluir sus estudios, los padres hemos hecho grandes esfuerzos y pensamos que lo que hacemos es nada comparado con lo que están sembrando. Los muchachos tamaulipecos en Nuevo León son un buen ejemplo de lo que puede uno hacer cuando tiene ganas de superarse.
En estos días nos tocó ser testigos presenciales de la falta de atención a los jóvenes tamaulipecos por parte de quienes tienen a su cargo tan delicada función. No se puede aspirar a pedir calidad cuando no se nos está entregando la atención y calidad que estamos acostumbrados a recibir, más cuando conocemos la mística de servicio de Egidio Torre Cantú, gobernador de Tamaulipas que en todo momento pide a cada uno de sus colaboradores entregarse al cien por ciento.
Nos han cambiado las fechas para la ceremonia en la que cientos de estudiantes reciben el crédito educativo que el gobierno gestiona para que puedan concluir sus estudios. Es fecha que no se les ha entregado, porque asienten en la Casa Tamaulipas que los jóvenes deben dejar a un lado cualquier compromiso para estar en la ceremonia y desayuno que tendrá lugar el próximo miércoles en la sultana del norte, y donde el gobernador Egidio Torre estará presente.
La persona encargada de los mensajes ha dicho que se cambia la fecha y punto, y que si no pueden asistir, será su problema. No queremos que a nuestros estudiantes se les trate con guante de seda, pero tampoco que se les maneja como si fueran menos que animales, y que no se les prodigue la atención que merecen por el solo hecho de ser tamaulipecos que buscan mejorar en todos sentidos a través del estudio en instituciones de calidad internacionalmente reconocida.
Insistimos en que el gobernador Egidio Torre Cantú ha ordenado que se trate con calidad a todos los tamaulipecos que se acercan a realizar alguna gestión a cualquier dependencia, pero las muchachas que trabajan en Nuevo León no han entendido lo que es el servidor público, y tampoco han entendido que tenemos un gobernante que se preocupa por los que serán el futuro de la entidad.
Solamente pedimos a estas personas que lean un poco sobre el gobernador de Tamaulipas y su vocación de servicio, que sepan lo que quiere Egidio Torre de los estudiantes tamaulipecos, y que los traten como lo que son: el fututro de la entidad. Solo eso, por favor.
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Atentamente: Mtro. Carlos David Santamaría Ochoa ¡Ten un buen día!