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JOSé GIL OLMOS/El presidente doblegado

PROCESO.COM:

MÉXICO, D.F., 15 de julio (apro).- Felipe Calderón ha extremado sus medidas de seguridad, los guardias presidenciales que vigilan la residencia oficial usan desde hoy chalecos antibalas, y en los alrededores, de manera imperceptible, soldados vestidos de civil están apostados en sitios estratégicos para evitar cualquier ataque.

La imagen que da el jefe del Ejecutivo, el jefe de las fuerzas armadas, es de temor, tiene miedo de una embestida del narcotráfico en su propia sede y con estas medidas manda un mensaje de que el enemigo lo tiene doblegado. Al menos eso es lo que muchos han interpretado.

En 1994, cuando el EZLN declaró la guerra al gobierno de Carlos Salinas de Gortari, el despliegue de tropas en Chiapas y en 17 estados donde se presumía que la guerrilla tenía bases, fue impresionante, pues lo mismo se usaron tanquetas que helicópteros, aviones de combate y autos blindados para terminar con la insurrección. Fueron doce días de combate con un saldo de cien muertos.

En 1996, con la aparición del EPR en Guerrero y Oaxaca, nuevamente, el gobierno federal hizo gala de un gran despliegue de tropas y material militar para sofocar el brote de inconformidad social de un grupo de mexicanos empobrecidos que decidieron tomar las armas al no encontrar otra manera de canalizar las demandas de un cambio en el modelo político y económico, que sólo ha generado la pobreza en más de la mitad de la población nacional.

Desde aquellos años el gobierno ha utilizado todo su armamento, así como recursos humanos y labores de inteligencia para detectar, infiltrar, aislar y combatir a estos mexicanos – muchos de ellos campesinos, indígenas y obreros empobrecidos– que decidieron tomar las armas. También para cerrar cualquier fuente de financiamiento de organizaciones nacionales y extranjeras que simpatizan, tanto con zapatistas como con eperristas.

Con la guerrilla, pues, el Estado mexicano ha utilizado toda su fuerza y la sigue aplicando en las zonas más pobres de los estados del sur, donde siguen teniendo presencia estos grupos insurrectos. Cualquier brote es reprimido con la fuerza y hasta se utilizan las viejas prácticas de la desaparición. Pero no lo han hecho así con el crimen organizado que le va ganando la guerra declarada por Calderón.

A diferencia de la guerrilla, el gobierno federal no ha combatido al crimen organizado con toda su fuerza, sino que le ha dejado intactas sus fuentes de financiamiento y el poder que tiene sobre algunas regiones del país, como es el caso de Michoacán, Guerrero, Tamaulipas, Chihuahua y Nuevo León.

No ha pasado un solo día desde que el PAN llegó a la Presidencia de la República en que no se registre una muerte relacionada con el crimen organizado. Hay diferentes cifras pero en lo que va del gobierno de Felipe Calderón se estima que han ocurrido entre 11 mil y 12 mil muertes vinculadas con diferentes bandas, mientras que en la administración de Vicente Fox hubo 8 mil.

Esto es que, de acuerdo con cálculos extraoficiales, en los últimos nueve años han muerto 20 mil mexicanos producto de la lucha entre diferentes grupos del crimen organizado. Ninguna comparación con las muertes ocasionadas por el combate a la guerrilla.

La enorme diferencia con que el gobierno ha tratado estos dos problemas que amenazan la seguridad nacional es tan abismal que cabe preguntar por qué el Estado mexicano, es decir, el gobierno y el Ejército, no se ha aplicado con la misma intensidad en su lucha contra el narcotráfico como lo hizo contra el EZLN y el EPR. ¿Acaso son más peligrosos los luchadores sociales que, por desesperación, decidieron tomar las armas, que los grupos del crimen organizado que tienen más armamento y más poder económico y hasta político? ¿O es que tiene miedo de enfrentar un poder tan grande que ya se ha infiltrado en las esferas de los gobiernos municipal, estatal y federal? ¿O quizá sea que no quiere aplicar la ley ante grupos empresariales, financieros o inversionistas que también han hecho negocios prósperos con el crimen organizado?

Los ataques tipo guerrilla que La Familia ha perpetrado en varios estados, sobre todo en Michoacán, han comenzado a provocar temor en la población que se ve desamparada ante este grupo del crimen organizado, compuesto por cerca de 5 mil sicarios, a la orden de un grupo que lo mismo comercia con droga que trafica con personas, prostitutas, mercancía ilegal y hasta la piratería de música y películas.

Las detenciones que se han hecho hasta el momento de algunos cabecillas no ha aminorado el poder de este grupo michoacano ni de ningún otro cártel de los que operan en todo el país. Tampoco el uso del Ejército ha menguado su presencia en ciudades como Juárez, donde la violencia sigue cobrando vidas de la población.

Mientras la ola de violencia sigue en todo el país, con imágenes de hombres y mujeres decapitados o ejecutados, de escenas dantescas de autos incendiados, resulta más preocupante ver que en Los Pinos, Felipe Calderón se refugia con medidas de seguridad más estrechas que de costumbre.

El mensaje preocupa porque da a entender que Calderón ha sido doblegado, que ha perdido la guerra contra el narcotráfico y que ahora busca refugiarse en su propia casa.

Proceso.com: Dirigencia del PRD evalúa postura de Cárdenas

ROSALíA VERGARA
MÉXICO, DF, 15 de julio (apro).- El emplazamiento de Cuauhtémoc Cárdenas –para que se apliquen los estatutos a quienes votaron por otro partido, como Andrés Manuel López Obrador, así como la renuncia de toda la dirigencia perredista– fue motivo de discusión dentro de la Comisión Política Nacional, que afina detalles del próximo Consejo Nacional del PRD, previsto para el 26 de julio.

En una breve pausa en la sesión, que hasta el cierre de esta edición seguía su curso, la secretaria general del PRD, Hortensia Aragón, señaló que la carta de Cárdenas –“Ultimo llamamiento”– se llevó a la discusión esta misma noche.

“No hay nada que se esté excluyendo”, atinó a decir la integrante de la corriente Foro Nuevo Sol, sin explicitar la postura de la dirigencia de Jesús Ortega sobre el ultimátum de Cárdenas.

“Es parte de lo que se está discutiendo, no hay nada que se esté excluyendo”, aseguró.

Antes de comenzar la reunión, Ortega Martínez comentó que se estarán formando las comisiones pactadas en Morelia para reformar al PRD y lograr convocar al próximo Consejo Nacional y posteriormente al Congreso Nacional.

Esas acciones, sostuvo, ahuyentarán al fantasma de la ruptura:

“La reunión de Morelia fue muy explícita: no destituciones ni exclusiones, y nos vamos a ajustar estrictamente a las palabras y a las expresiones que ahí se mencionan; honrar los compromisos que ahí se establecieron y ratificarlos en la Comisión Política ayudará a estabilizar ahora la situación y tomar medidas para ir avanzando en las próximas tareas”.

Más aún, destacó el espíritu unitario del encuentro, uno de tantos que ha sostenido con Izquierda Unida (IU), IDN y Foro Nuevo Sol.

“Estoy haciendo mi trabajo como presidente del partido para lograr la cohesión indispensable y luego avanzando en acuerdos, para llevarlos a los órganos estatutarios para que éstos finalmente los avalen o no”, remató.

Proceso.com: Cárdenas exige renuncia de dirigentes del PRD y expulsión de AMLO

ROSALíA VERGARA
MÉXICO, DF, 15 de julio (apro).- Cuauhtémoc Cárdenas, fundador y exlíder moral del Partido de la Revolución Democrática, planteó la renuncia de toda la directiva nacional del PRD, así como la disolución de todos sus órganos de dirección y la expulsión de los militantes que en los comicios pasados respaldaron a otras fuerzas políticas.
En la misiva titulada “Un último llamamiento”, el excandidato presidencial, quien en el sexenio pasado aceptó trabajar en el gobierno del panista Vicente Fox y que se mantuvo al margen de la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, acciones por las que se ganó que en concentraciones perredistas le gritaran traidor, calificó de “lógica” la reciente debacle electoral del PRD, luego de las pugnas entre las corrientes que conviven en el partido.
Ante eso, dijo, se deben tomar acciones contundentes como “aplicar los estaturos para volver a la legalidad interna, y que en el Consejo Nacional –programado para el domingo 26 de julio–, “el presidente del partido (Jesús Ortega), el Comité Ejecutivo Nacional y los integrantes de todas las comisiones y órganos de dirección y representación deberán renunciar”.
Luego, el Consejo deberá realizar las sustituciones necesarias, con carácter provisional, para iniciar “un proceso de reorganización del partido, a partir de la renovación y fortalecimiento de sus bases territoriales y la vinculación con las verdaderas problemáticas populares y nacionales”.
Añadió: “La dirección provisional debiera ser dotada de plenas facultades para el gobierno, la reorganización y conducción del partido en el periodo de transición, que tendría que abrirse desde este momento y hasta la elección del nuevo presidente, secretario general y Consejo Nacional, que debiera celebrarse después de la realización de un Congreso Nacional Extraordinario”.
En este últimó cónclave, agregó, “se aprobarán nuevos documentos básicos y un padrón levantado a partir de la reafiliación de los militantes y de llevar a cabo, simultáneamente, una intensa campaña de afiliación. Se trata de reconstruir el partido desde sus bases”.
En su opinión, en la actualidad el PRD está incapacitado para cumplir con el compromiso con la sociedad.
“El partido en sus condiciones actuales está traicionando a sus muertos”, pues viola sus propias reglas internas, perdiendo así las bases que le dieron origen, acusó.
Además, indicó, se deben disolver “los grupos de presión” dentro del PRD, es decir, “las mal llamadas corrientes” que han privilegiado los intereses personales ahondando las fracturas y desencuentros internos.
“Estamos ante la última oportunidad”, advirtió.
Recordó así mismo que en marzo pasado lanzó la misma propuesta por la cuestionada elección para renovar la dirección del partido.
En ese entonces, uno de los nombres que se manejaron como posible dirigente nacional interino fue precisamente el de su hijo Lázaro Cárdenas Batel.
Según Cuauhtémoc Cárdenas, su anterior propuesta alentaba la recomposición y reencauzamiento del PRD, pero no hubo respuesta positiva de parte de los liderazgos perredistas.
“Nada se arregló. El enfrentamiento se ha hecho más agudo y virulento conforme el tiempo ha transcurrido. Entre los resultados más graves de esa confrontación, se encuentran el permanente quebrantamiento de las disposiciones estatutarias por parte de las instancias de dirección”, a cargo ahora de Nueva Izquierda (NI), la corriente de Jesús Ortega.
El ingeniero reprobó que Ortega Martínez responda a presiones clientelares y sectarias, mostrándose complaciente ante la violación de la regla.
También deploró la parálisis en que se ha mantenido al partido respecto del trabajo para su crecimiento como organización, así como la ausencia de debate interno y de propuestas sobre los grandes problemas de la nación.
En la carta también criticó el cónclave de dirigentes perredistas llevado a cabo el 11 de julio pasado en Morelia, Michoacán.
Recordó que días antes, el 7 de julio, lo visitaron los dirigentes del PRD. En ese encuentro, reveló, se decidió “en particular que se anunciaría la pérdida de derechos partidarios de quienes hubieran contendido contra el PRD”.
Sin embargo, consideró, la reunión en Morelia fue convocada con parcialidad, “razón de algunas ausencias –destacadamente la de él mismo– y de inexplicables presencias”, como la de Dolores Padierna, líder de Izquierda Democrática Nacional (IDN) y quien no fue invitada pero aun así asistió.
El resultado, resumió, fue una especie de amnistía entre las “tribus” y un llamado abstracto a la unidad de la izquierda,
Por último, advirtió que tal como se encuentra ahora el PRD, éste es incapaz de dar viabilidad a su proyecto democrático y progresista de nación y, sobre todo, no le es de ninguna utilidad al pueblo mexicano.
A continuación el texto integro de Cárdenas Solórzano
A LOS MILITANTES DEL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA:

UN ÚLTIMO LLAMAMIENTO.
Cuauhtémoc Cárdenas.

15 de julio del 2009.
Seriamente preocupado por el descrédito y la pérdida de autoridad moral del Partido de la Revolución Democrática frente a la ciudadanía y a la opinión pública en general, quiero compartir con mis compañeros las siguientes reflexiones:
En marzo del año pasado, después de la cuestionada elección para renovar la dirección del partido, advertí de la fuerte confrontación y fractura que vivía nuestra organización y plantee públicamente un camino de solución: la renuncia de todos los contendientes a los cargos de elección, la disolución de los cuerpos de dirección del partido y su substitución por entes provisionales, para permitir con ello la recomposición y reencauzamiento de nuestra organización. Ninguna respuesta ni comentario merecí de la dirección o de los liderazgos internos, pues prevalecieron los intereses de facción, el sectarismo y la intolerancia.
Nada se arregló. El enfrentamiento se ha hecho más agudo y virulento conforme el tiempo ha transcurrido. Entre los resultados más graves de esa confrontación se encuentran el permanente quebrantamiento de las disposiciones estatutarias por parte de las instancias de dirección, individuales y colectivas, sea para responder a presiones clientelares y sectarias, sea mostrándose complacientes ante la violación de la regla, así como la parálisis en la que se ha mantenido al partido respecto al trabajo para su crecimiento como organización y la falta de debate interno y de propuestas sobre los grandes problemas de la nación.
En esas condiciones, el desempeño electoral del pasado 5 de julio resultó lógico. No podía esperarse otro. Ratifica la condición de grave empantanamiento que vive el PRD. Sin embargo, y es un hecho que no debe desestimarse, donde el PRD ha mantenido un trabajo de organización desde la base y donde los compromisos adquiridos se han cumplido, el partido se ha conservado como fuerza política competitiva y de significación.
El 7 de julio pasado, me visitaron y cambié impresiones con varios dirigentes del partido, incluido el Presidente. Se planteó en esa ocasión convocar a una reunión incluyente, no pública ni anunciada por conducto de los medios de información, en la que participarían el Presidente y Secretaria General del partido, los coordinadores y ex coordinadores parlamentarios, gobernadores, ex gobernadores y los ex presidentes, para analizar posibles propuestas que pudieran hacerse tanto a los colectivos de dirección como a la militancia en su conjunto, para superar la actual situación del partido, empezando porque se tomarían, aun antes de la citada reunión, decisiones que permitirían iniciar el proceso de recuperación de la legalidad interna, en particular que se anunciaría la pérdida de derechos partidarios de quienes hubieran contendido contra el PRD. A la reunión celebrada el pasado 11 de julio en Morelia se convocó con parcialidad, razón de algunas ausencias y de inexplicables presencias.
Los asistentes a esa reunión, algunos dirigentes del partido y líderes de grupos de presión, algunos gobernadores, algunos ex gobernadores y ex presidentes del partido, coordinadores parlamentarios y algunos más, aun cuando lo hayan hecho con la mejor buena fe, convinieron, según la información pública, si no explícitamente sí en los hechos, desentenderse del mandato de hacer valer la legalidad interna, decretando, también sin hacerlo explícito, incumpliendo toda norma y sin estar facultados para ello, una amnistía para que se mantengan como militantes del partido quienes contendieron en su contra postulados, a decir de la Secretaria General del partido, por el PRI, PAN, PT, Convergencia, PSD, etc., en las recientes elecciones del 5 de julio.
A este respecto cabe recordar que el 5 de julio de 2007, el entonces Presidente del PRD, por cierto, uno de los no invitados a la reunión de Morelia, dio a conocer en los medios informativos que se iniciaba un procedimiento de suspensión de los derechos partidarios contra varios miembros del partido por apoyar a otras fuerzas políticas en las elecciones locales de Zacatecas. Sobre el mismo caso, la Gobernadora de aquel Estado declaró entonces que los Estatutos del PRD “establecen que quienes apoyen a candidatos de otros organismos políticos, o se postulen bajo otras siglas, no se les expulsa sino que automáticamente se colocan fuera del PRD”.
Desde Morelia también, los ahí reunidos hicieron un llamado abstracto a la unidad de la izquierda, sin haber llegado previamente a acuerdos, ni entre sí que se sepa ni con nadie más, sobre programas y principios, como si las declaraciones de unidad por si solas hicieran fuertes a las organizaciones y resolvieran los problemas.
Tal como está el PRD, en lo que todos y cada uno de sus militantes tenemos responsabilidad, es incapaz de dar viabilidad a su proyecto democrático y progresista de nación y sobre todo, no le es de ninguna utilidad al pueblo mexicano.
En estas circunstancias, es momento para que cada militante y el partido como colectivo llevemos a cabo una seria reflexión autocrítica. Es tiempo de recordar que en el llamamiento que convocó a la formación del PRD se dijo: “Queremos que nuestra organización sea un instrumento de la sociedad, y no tan sólo de sus miembros o dirigentes, y para ello tendrá que dar en sus normas democráticas, en su vida interna, en la transparencia de sus recursos, en la autonomía de sus componentes regionales, en la libertad de tendencias y corrientes en su seno, en la unidad y en el respeto a las decisiones colectivas y, sobre todo, en la conducta personal de cada uno de sus miembros, la imagen tangible de aquello que se propone para el país y para la sociedad”.
En la coyuntura política que vivimos, nuestro compromiso prioritario es revertir la embestida reaccionaria y entreguista. Condición para ser exitosos en esta causa es contar con una organización con fortaleza política y autoridad moral, capaz de convocar y encabezar la transformación progresista y democrática del país. Estamos de nueva cuenta frente a la necesidad de tomar decisiones valientes y generosas, que al reposicionarnos en el ánimo de la ciudadanía nos devuelvan la hoy perdida autoridad moral.
Los problemas políticos se resuelven con medidas políticas. Los problemas de mayor complejidad y dificultad, demandan la mayoría de las veces de decisiones valientes, que hagan prevalecer los principios sobre cualquier interés individual o de grupo. Los problemas que hoy confronta el PRD no se resolverán con medidas administrativas sino con decisiones políticas de gran alcance, tomadas dentro de nuestras normas estatutarias.
Procedería entonces, a mi entender y antes que otra cosa, aplicar los mandatos del estatuto para volver a la legalidad interna. Inmediatamente después, debiera darse la convocatoria del Presidente del partido para que se reúna el Consejo Nacional. Reunido éste, el Presidente, el Comité Ejecutivo y los integrantes de todas las comisiones y órganos de dirección y representación debieran presentar su renuncia ante el citado Consejo.
Dado este paso, el Consejo tendría que proceder a realizar las necesarias substituciones, a las que daría el carácter de provisionales y a las que mandataría poner en marcha un proceso de reorganización del partido, a partir de la renovación y fortalecimiento de sus bases territoriales y la vinculación con las verdaderas problemáticas populares y nacionales. Hecha la designación de los cuerpos y dirigentes provisionales, el actual Consejo Nacional debiera votar su propia disolución.
La dirección provisional debiera ser dotada de plenas facultades para el gobierno, la reorganización y conducción del partido en el período de transición, que tendría que abrirse desde este momento y hasta la elección del nuevo Presidente, Secretario General y Consejo Nacional, que debiera celebrarse después de la realización de un Congreso Nacional Extraordinario en el que se aprobaran nuevos documentos básicos y un padrón levantado a partir de la reafiliación de los militantes y de llevar a cabo, simultáneamente, una intensa campaña de afiliación. Se trata de reconstruir el partido desde sus bases.
La dirección que se designe con carácter provisional tendría, ante la militancia y la nación, la responsabilidad de poner en práctica una política hacia el interior del partido y hacia el exterior que represente una verdadera regeneración, con la que se identifiquen los miembros del partido leales a sus principios fundacionales, que sancione sin contemplaciones toda violación a la legalidad interna, que ponga fin al sistema corporativo y clientelar de cuotas en la integración de los cuerpos de dirección y en la selección de candidatos a cargos de elección popular, que desde dentro y desde afuera se reconozca por la ética en las conductas y por la autoridad moral recuperada.
El partido en sus condiciones actuales está incapacitado para cumplir con el compromiso que tiene con el pueblo y la nación, compromiso que surge de los grandes movimientos de reivindicación del siglo XX y que asumió el PRD desde su fundación. El partido en sus condiciones actuales está traicionando a sus muertos y lastrado como se encuentra por las violaciones a sus reglas internas, pierde su condición de instrumento de lucha por la soberanía de la nación, el progreso y la democracia.
Al mismo tiempo que se toman e instrumentan todas las decisiones anteriores, es indispensable la disolución de los grupos de presión dentro del partido, las mal llamadas corrientes, que han privilegiado intereses personalistas y de facción y que han sido causa principal de las prácticas sectarias y clientelares, así como de las actitudes de intolerancia que han inhibido la libre discusión de ideas y propuestas, ahondando las fracturas y los desencuentros.
Convoco a mis compañeros a compartir conmigo estas propuestas y a apelar a la conciencia y responsabilidad de los dirigentes del partido para que nos escuchen y den pronta respuesta. Estamos ante la última oportunidad para que no se pierda un instrumento que con el sacrificio y el esfuerzo de miles de mujeres y hombres de todos los rincones del país fue construido, como dice nuestro Llamamiento originario, para promover la democratización de la sociedad y de las instituciones estatales; defender y hacer respetar el voto ciudadano; luchar por la liberación de los sindicatos y organizaciones de trabajadores, campesinos y populares de toda burocracia corrompida; poner un alto a la destrucción consciente y sistemática de las instituciones y creaciones de la Revolución Mexicana: el ejido, la cooperativa, el contrato colectivo de trabajo, el sindicato, la empresa pública en las ramas donde nuestra independencia económica la hace imprescindible; impulsar la educación pública laica y gratuita; defender e imponer la independencia de la justicia, la dignidad del individuo, los derechos y garantías consagrados en nuestra Constitución, el cese de toda represión política o ilegal; combatir la corrupción, el privilegio, la injusticia, el despotismo de gobernantes, funcionarios y poderosos, el caciquismo, la arbitrariedad, el uso patrimonial de los fondos públicos; promover la igualdad, la libertad y la solidaridad como valores rectores de nuestra vida ciudadana.
Alcemos nuestras voces y ratifiquemos con este llamado a nuestras propias conciencias y responsabilidades y a nuestros compañeros, el compromiso de levantar un México de hombres y mujeres libres e iguales ante la ley y ante la vida, una patria democrática, solidaria y generosa, una patria para todos.

Proceso.com: El yunquista Nava se alista para encabezar al PAN

ÁLVARO DELGADO
MÉXICO, DF, 15 de julio (apro).- Ante la imposibilidad de perfilar una candidatura de “oposición” a la que ya definió Felipe Calderón, en una reunión el domingo en Los Pinos, César Nava Vázquez, recién electo diputado federal, se perfila como el más viable prospecto para suceder a Germán Martínez como presidente del Partido Acción Nacional (PAN).

Inclusive Manuel Espino, quien ayer dio como un hecho que Calderón impondrá al sucesor de Martínez, llamó hoy a los panistas a respaldar al nuevo presidente del PAN, aun si es Nava, quien mañana solicitará su registro, justo el día en que cumple 35 años de edad.

Nava Vázquez, miembro juramentado de la organización ultraderechista El Yunque y exsecretario particular de Calderón, inclusive dejó ver que ejercerá la presidencia del PAN sin solicitar licencia como diputado.

“Me debo a los electores. En mi mente no cruza ni siquiera la posibilidad de dejar la diputación”, dijo Nava, quien hoy participó en la presentación del libro Diálogo entre generaciones, una compilación de opiniones de panistas y no panistas que coordinó junto con Luis H. Alvarez, quien a su vez no le dio su expreso respaldo.

–¿Usted apoya a Nava por la presidencia del PAN? –le preguntó un reportero a Alvarez, funcionario federal.

–No es el momento y el lugar para abordar ese tema.

–¿Lo va a designar Felipe Calderón?

–Ustedes conocen al partido.

–Por eso se lo pregunto.

Ya no dijo nada el coordinador de la Oficina para la Atención de los Pueblos Indígenas, quien minimizó la derrota del PAN: “No creo que haya pasado algo verdaderamente singular. En una democracia eso es lo usual. No debe sorprendernos.”

–¿Y ahora qué sigue en el PAN?

–Seguramente habrá quiénes estén dispuestos a relevarlo y ellos mismos, estoy cierto, habrán de continuar en lo que ha sido siempre una brega de eternidad.

–¿Pero por qué perdió el PAN?

–Porque no votaron los suficientes electores por él.

Nava, por su parte, en su discurso al término de la presentación del libro, en la que participaron el secretario de Educación, Alonso Lujambio, y el analista Jorge Alcocer, dijo que en el PAN es tiempo de reflexión y de autocrítica, pero no de revancha. “Es tiempo de alejarnos de la ciénega y del pantano y subir a la roca fuerte y poderosa de la esencia, la identidad y los principios”, expuso.

Y pontificó: “En suma, el modo de ser de Acción Nacional, un modo distinto y distinguible, un modo que ha transformado México en 70 años y que lo seguirá transformando por siempre con nuevas generaciones, con nueva sangre, con lealtad a quienes nos han precedido en el camino, de quienes hemos recibido ya prendido todo y quienes nos pasan hoy la estafeta, el mapa de viaje y la linterna.”

Por su parte, Lujambio coincidió y propuso entrar en un análisis constructivo:

“Y digo constructivo porque algunos quisieran dinamitar la posibilidad del diálogo civilizado y constructivo. Es un momento para los constructivos, para los positivos, para los que creen en el futuro del partido.”

Según él, la crisis económica empujó el desplome del PAN en las elecciones del 5 de julio. “Ese fue el elemento más importante que incidió en el proceso”, puntualizó.

También opinó sobre el proceso para suceder a Martínez en la presidencia del PAN y rechazó que Calderón imponga al sucesor:

“Creo que esa interpretación ofende al Consejo Nacional. El Consejo Nacional es quien va a definir. Pensar que el Consejo Nacional está manipulado por un actor político me parece una simplificación casi ad náuseam de la realidad política.”

–Está acreditado que el 70 por ciento son empleados federales y los procedimientos fraudulentos para su integración también están documentados.

–Va a ver usted un debate plural. El hecho de que nosotros seamos funcionarios federales no nos hace, y mucho menos a un panista, un perrito con mecate.

“De ninguna manera es aceptable que porque se es funcionario federal se va a votar en uno u otro sentido. Va a haber una discusión, va a haber diversos candidatos, va a ser un debate plural y va a ser muy positivo para el PAN.”

–¿Va a apoyar a César Nava?

–Insisto en que es un momento para construir y para generar un ambiente de unidad dentro del partido. Que sea, sí, muy crítico de lo que sucede, pero también muy cuidadoso de la unidad del partido.

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