De acuerdo con un nuevo estudio, mayores cantidades de grasa abdominal visceral en la mediana edad están relacionadas con el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
La investigación a cargo de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA) reveló que la grasa visceral que rodea los órganos internos en lo profundo del abdomen está relacionada con cambios en el cerebro hasta 15 años antes de que se produzcan los primeros síntomas de pérdida de memoria de la enfermedad de Alzheimer.
Para este estudio, los investigadores compararon las resonancias magnéticas cerebrales de 54 personas de entre 40 y 60 años con sus niveles de grasa abdominal, índice de masa corporal (IMC), obesidad y resistencia a la insulina.
Las resonancias buscaban el tamaño de los cerebros de las personas, así como los niveles de proteínas amiloide beta y tau que se han vinculado anteriormente con el Alzheimer.
El estudio reveló que las personas entre 40 y 50 años con una mayor cantidad de grasa abdominal oculta “tenían una mayor cantidad de una proteína anormal llamada amiloide en una parte del cerebro que es uno de los primeros lugares donde ocurre el alzhéimer”, dijo el autor principal del estudio, el Dr. Cyrus Raji, profesor asociado de Radiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.
“También hay una diferencia en el sexo, donde los hombres tenían una relación mayor entre la grasa abdominal y el amiloide que las mujeres… la razón por la que esto es importante es porque los hombres tienen más grasa visceral que las mujeres”, precisó el experto.
Una de cada cinco mujeres y uno de cada 10 hombres desarrollarán la enfermedad de Alzheimer a lo largo de su vida.
“No obstante ha habido otros estudios que vinculan el IMC con la atrofia cerebral o incluso un mayor riesgo de demencia, ningún estudio anterior ha vinculado un tipo específico de grasa con la proteína de la enfermedad de Alzheimer en personas cognitivamente normales”, dijo la investigadora Dra. Mahsa Dolatshahi, becaria postdoctoral de investigación en el Instituto Mallinckrodt de Radiología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.
Aunque los cambios encontrados fueron modestos, los directores de la investigación señalaron que “la razón por la que hemos mostrado efectos muy sutiles es porque estamos analizando personas de mediana edad, mientras que estudios anteriores observaron personas entre 60 y 70 años”.
Además, esperan que con este estudio se pueda tomar como precedente para el diagnóstico oportuno de esta enfermedad.
Fuente: excelsior.com.mx